A veces la publicidad personalizada de Google me inspira y me lleva a descubrir eventos nuevos. Así fue como participé en Pública21 encuentro digital organizado por la Fundación Contemporánea. La edición de 2021 ha sido completamente online por lo que he podido disfrutar del intercambio de experiencias durante los tres días de duración. ¡Algo bueno tenía que tener el coronabicho!
¿Qué hace una chica cómo yo en un lugar como Pública21?
Sé que habrá quién diga qué pinto yo ahí si vivo y trabajo en Alemania. Como gestora cultural expatriada me siento en la obligación moral y profesional de tender puentes entre las dos culturas a las que pertenezco; la española y la alemana. Aparte que la situación actual de crisis y alerta roja para el sector cultural no distingue entre países o sectores, nos afecta a todos por igual.
Retos y nuevos horizontes en el panorama cultural
El futuro de la cultura, ese es el quid de la cuestión y bajo el lema #laculturasemueve tuve la oportunidad de participar en interesantes mesas redondas, casos de estudio y conocer de primera mano las inquietudes y adversidades de gestores culturales, instituciones y fundaciones públicas y privadas en el ámbito hispanohablante.
Uno de los puntos fuertes del foro fue la apertura digital al mundo hispanohablante. El abrir puertas a todos aquellos que en el ámbito de habla hispana trabajan por y para la cultura. Es una asignatura que hemos tenido siempre pendiente. De algún modo sigue flotando la consideración de España como “patria” y nación que lidera desde una posición privilegiada en el ámbito de la Unión Europea a sus antiguas colonias americanas. ¡Nunca mais! Hablamos el mismo idioma, colaboremos de igual a igual.
Otro de los aspectos más comentados fue la rentabilidad de la visualización del contenido. En estos momentos las artes escénicas experimentan con la digitalización y con nuevos modelos de negocio que permitan alcanzar una cierta rentabilidad. En este sentido se genera el debate acerca de la subvención. Como recordaba Genís Roca: “desconfiamos de medios de comunicación que están fuertemente subvencionados”…coincido con él en este tema. La cultura debe provocar, arriesgar y si todas las instituciones y producciones dependen exclusivamente del dinero público corremos el riesgo de que todo lo creado tenga como fin último el responder a las expectativas e ideologías del partido o los intereses del poder.
El futuro de la cultura
En España los teatros y los cines están abiertos, al contrario que en Alemania. Esto nos ha llevado a desarrollar el ingenio y apostar por ofrecer contenidos en streaming bajo paywall. Como expliqué en una reciente entrevista al Bayerischer Rundfunk no se trata tanto de generar beneficios económicos como de crear una conciencia y consciencia pública que valore el trabajo que hay detrás de cada obra llevada al escenario. Mientras los periodistas preguntan ávidos de publicar y representar cifras y gráficos, nosotros gestores culturales, nos orientamos hacia los nuevos retos y paradigmas de la crisis COVID-19.
Retos como, por ejemplo, la pérdida de la sociabilidad y la experiencia colectiva de ir al teatro o al cine. Han surgido algunas iniciativas como las “watchparties” que busca recrear la experiencia comunitaria de ver contenido y compartirlo con amigos a través de medios digitales. Aquí surge el eterno dilema: ¿Dónde está la barrera entre el teatro y el cine? El teatro se produce en ese momento concreto, ante los ojos del público, es real y deja de serlo cuando se trata de una grabación similar al producto que ofrece Netflix.
¿Nos vemos en Pública22? Espero que en la edición haya también una mesa para compartir experiencias internacionales con otros gestores culturales que como yo, desarrollan su trabajo en instituciones extranjeras.