No son pocos los peregrinos que se acercan a Santiago después de recorrer el camino del mismo nombre. Estas tierras al noroeste de la península ibérica son punto de partida y de llegada de viajeros, peregrinos, migrantes y buscadores de caminos.
Hasta mediados de junio tengo la oportunidad de estar aquí, en Santiago en un albergue de peregrinos. Es una vuelta a la vida cuasi mística y asceta gracias al Cluster TIC de Galicia. El objetivo del programa “The Break” es crear puentes y sinergias entre las 15 emprendedoras europeas que participamos en Santiago y la economía local. A través de nuestra estancia tenemos la oportunidad de conocer una España más allá del turismo, de los tópicos y prejucios manidos a la vez que desarrollamos nuestro emprendimiento; en mi caso Navegantes.
Santiago de Compostela, ciudad eterna
Para mí, Santiago de Compostela es un lugar que me recuerda a los pueblos cerca de la frontera portuguesa en Salamanca. Es una ciudad histórica con otro aroma y otros habitantes, pero un destino fascinante donde perderme cada atardecer (¡Hasta las 22 horas hay luz solar!) y reencontrarme con miedos, ideas, propuestas, ofertas de pulpo a feira, camisetas de la gran Rosalía de Castro y galerías cerradas blancas y acristaladas en cada fachada. La piedra de sus edificios que recuerda levemente a la piedra con la que se construyó la Cidade da Cultura en cuyo Centro de Emprendimiento trabajamos estas semanas.
Peregrin@, se hace camino al andar
Todos somos piedras que rodamos…o algo parecido señala un refrán castellano y aquí, al final del camino se hace aún más palpable. Galicia es la tierra de la que tantos emigraron en siglos anteriores. En países como Argentina a los españoles se los conoce como gallegos, ¡Qué maravilla ese idioma que se amolda a las experiencias que vivimos, a los fenómenos que observamos y no al revés!
Galicia calidade
Galicia se enorgullece de sus raíces celtas, de su cultura local, basta echar un vistazo a la joyería de cerámica de Sargadelos; moderna y tradicional, de Galicia al mundo. ¿Qué puedo decir de su gastronomía? Empezando por los quesos, siguiendo por el marisco y terminando por esa carne de ternera gallega a la brasa…aquí nadie pasa hambre.
Los gallegos que se fueron y después volvieron de Alemania, Suiza, Francia, Cuba o Argentina han colaborado al desarrollo local, a que su tierra y su cultura siguiera muy vivas pese a la distancia y a los años de exilio económico forzado. Por ello me siento privilegiada de estar aquí, de respirar esa herencia de migrantes, esas historias a uno y otro lado del océano Atlántico o de los Pirineos.
Os dejo unas fotos para que veáis a través de mis ojos estas tierras que vengo caminando como las hormiguitas haciendo su camino para crear Navegantes la plataforma de desarrollo por y para el talento hispano en Alemania. ¡Seguimos paso a pasito recorriendo el caminito! ¡Buen camino, navegantes de tierra y mar!