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Rivalidad en la sociedad alemana

 

Hace algunos semestres tratamos en el aula de ELE (Español como Lengua Extranjera) el tema de la competitividad, tan presente en nuestra sociedad actual. Probablemente es una de las características de la sociedad alemana que más nos llama la atención al llegar como emigrantes e incorporarnos al mercado laboral aquí.

El texto que incluyo a continuación está publicado en su versión original; sin correcciones ni cambios, tal cual lo escribió su autora.

Rivalidad en la sociedad alemana

La encontramos en casi todas partes, a cada edad e independientemente (con independencia)  del género. Es parte de nuestra vida. Tiene muchas caras y no siempre la reconocemos a primera vista. De niños nos peleamos porque queremos ser el más grande o el más rápido y si nosotros mismos todavía somos demasiado pequeños para ser el más grande comparamos las potencias de nuestros padres para saber quién es el mejor: “Mi papá sabe construir una torre más grande que la iglesia.”

En la juventud la cosa ya no es la misma – las muchachas se dedican a descubrir cual es la más bonita y la más popular de la clase y los muchachos luchan en los batallas de los videojuegos o en el fútbol para compararse con los demás. Montamos una gran presión que nos hace ser aplicados a los afortunados y  estar deprimidos e indefensos a otros.

En la adultez al fin podemos observar un aspecto muy interesante de la rivalidad. Respecto a ella y contrastando con las corrientes reglas de la naturaleza no hay progreso entre el comportamiento de niños y el de adultos. Hombres y mujeres se deshacen en rivalidades de tipo “mi casa, mi coche, mi familia” acentuando a lo mejor diferentes intereses. A veces la rivalidad incluso afecta las parejas y no dudan destruir su amor poco a poco. Y en el trabajo… ni siquiera hace falta hablar. Si no eres el mejor no vales nada. Si no trabajas por lo menos 10 a 12 horas al día y vas a alguna “fiesta afterwork” con tus compañeros después del trabajo y al gimnasio o por lo menos a correr por la mañana… ah disculpa, pero ¿quién eres?

¿Son los alemanes más productivos a causa de la rivalidad?

Incluso nos comparamos en el sector de los beneficios. “En mi tiempo libro yo ayudo a una mujer vieja que no tiene familia. Y claro doy dinero a una organización no gubernamental que apoya a…” Como si importara cuantas cosas hago y cuanto dinero doy para ayudar a los demás… Lo importante en mi opinión es que lo haces porque lo quieres hacer y que lo haces de todo corazón. Pero aunque los seres humanos somos inteligentes y avanzados parece que no vamos a comprender nunca que compararnos nunca nos va a hacer más felices acabaremos orgullosos o deprimidos.

Esta vida enfocada en el trabajo y en el individualismo de la comparación nos sorprende mucho. No son pocas las veces que yo misma me he parado a pensar tras la negativa de amigos alemanes a quedar con un preaviso menor a dos días. Como migrantes tendemos a pensar que se nos rechaza que la negativa de los alemanes a hacer planes con nosotros se debe a que no nos consideran interesantes o se aburren con nosotros. Nada más lejos de la realidad, ellos programan sus agendas con semanas de antelación y enfocan su vida entorno a su profesión.

Probablemente esto viene determinado por el clima, en invierno las pocas horas de luz solar y el frío invitan poco a la actividad social y en muchos casos aprovechan los meses de frío para hacer horas extra y trabajar menos horas durante los meses de sol y buen tiempo. ¿Será esta la causa de la llamada «productividad de los paises nórdicos»? Quién sabe lo que desde luego está claro que si un alemán o alemana no queda contigo y te pone dice eso de: «las próximas 4 semanas tengo la agenda llena» es la verdad pura y dura, no un camelo para decirte indirectamente que pasa de ti.

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