¡Cuántas lágrimas y sonrisas tuvimos en 2020! Llevo 365 días sin ver a mi familia en España. Aún así reconozco que tengo motivos para darle las gracias al año que acabó. En los últimos doce meses el libro «Desde Múnich con Jamón» tomó forma. Además hubo más novedades y cambios en el año que se fue y que merece la pena resumir.
Lágrimas y sonrisas gracias 2020
Lo primero es lo primero, todos tenemos muchas ganas de despedirnos del virus. Ya estamos celebrando las vacunas y la vuelta a la normalidad. Pero, un momento, ¿Qué normalidad? ¿Hemos cambiado algo en estos últimos meses? ¿Será todo como antes? No, todo no será como antes. Quién sabe cuánto tiempo nos acompañarán las mascarillas como elemento indispensable.
¿Qué ha cambiado para mí en 2020?
Ahora, por ejemplo, me doy cuenta de lo mucho que echo de menos ir a comer fuera. Es que me faltan los olores, colores y sensaciones que te proporciona la visita a un restaurante. No hace falta que sea uno con estrellas michelín, la pizzería de la esquina también me vale. Ir a comer fuera de casa es una forma de saltarte la rutina de ir a la nevera y pensar, ¿Qué cocinamos hoy para variar?
Nuevos hábitos y rutinas
Entre las nuevas rutinas que este 2020 ha traído está el papel del trabajo. Por eso lo admito, antes del Coronabicho me costaba salir de la oficina temprano. Probablemente porque estoy más alemanizada de lo que pensaba, ¿salir antes del trabajo? ¡Jamás! Desde que llegó el virus hay menos trabajo, así que quieras o no, ¡A casa que estás de ERTE!
Además ahora las llamadas telefónicas con la familia tienen otro significado. ¿Otro significado? Sí, gracias a la escucha activa las conversaciones telefónicas tienen otro valor. Se acabó el limitarse a emitir monosílabos para confirmar que sigues estando al otro lado del teléfono. Ahora da gusto llamar a la familia y preguntarse mutuamente cómo se está. Lo mejor es escuchar los suspiros y gestos no verbales que detectamos en el timbre de voz. ¿Lo habéis notado? Las sonrisas telefónicas son muy especiales.
Hogar, dulce hogar
Continuando la lista de cambios en el 2020 no me olvido de la importancia del hogar. ¿No habéis leído que en Ikea y otras tiendas de bricolaje se han agotado las herramientas? ¡Es hora de redecorar la cueva! Por eso en 2020 la república independiente de mi casa se ha convertido en algo más que cuatro paredes, es mi mundo. ¡Qué pereza ponerse a limpiar! ¡Total para lo mucho que paro en casa! ¡Ya si eso el domingo por la tarde me pongo con la plancha! Todo eso ha cambiado.
En 2020 seguí la filosofía Marie Kondo «regala-recicla-reutiliza-revende» aplicada incluso a los libros. Eso sí, los que tienen un valor sentimental los he sustituido por su versión digital. Al principio me asusté de ver la estantería medio vacía. Luego disfruté muchísimo pensando cómo se alegrarían otros de recibir alguno de los libros y preparando los paquetes para el envío. En este post encontráreis más detalles sobre donar y vender libros en Alemania.
¡A mal tiempo, buena cara!
Así que ¡creatividad al poder! A cuenta del virus tuvimos que dar las clases de español de forma virtual lo que fue todo un reto. Principalmente porque nadie puede mantener la atención durante 90 minutos. Al cabo de media hora, tienes la sensación de estar viendo Netflix y simplemente desconectas. Las quejas de mis estudiantes sobre clases magistrales grabadas en vídeo confirman esta teoría. Pero, ¿Clase frontal en tiempos de la digitalización? ¡Grandísimo error! Si algo tiene de ventaja dar clases de forma virtual es la facilidad para conectar con los estudiantes, hacerles hablar, interactuar y jugar. Esto último les parecía una pérdida de tiempo. ¡Ahora les apasiona practicar el español de forma lúdica y no me piden ejercicios puramente gramaticales! ¡Aleluya!
¡Se ha escrito un libro!
Para tratar el último logro del año necesito incluir una cita de Rilke: “Una obra de arte es buena si surge de la necesidad.” Llamar obra de arte al primer libro que escribo es exagerado pero sí que puedo decir que «Desde Múnich con Jamón» nació así. Por un lado tenía la necesidad de identificarme como una emigrante entre dos tierras. Por otro lado, el libro surgió de la necesidad de compartir malentendidos, anécdotas y dificultades que pudieran ser útiles para otros emigrantes españoles en Alemania.
El libro está en fase de maquetación. ¡Qué nervios ya no queda nada para los más de 100 mecenas que formaron parte del crowdfunding lo tengan en sus manos! Sí, no solo hubo lágrimas y sonrisas en 2020.