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Verano (casi) azul, vacaciones en el Heimatland

Verano casi azul en el Heimatland

Después de casi dos años sin poder volver a España hice la maleta y volví en un verano casi azul de vacaciones al HeimatlandSpanien, dispuesta a disfrutar del buen tiempo. No me costó disfrutar de los rayos del sol, del calor, de dormir sin taparme con el nórdico de verano e incluso dejar la ventana abierta durante la noche. ¡Una maravilla! Hasta me alegré de volver a sentir el sudor, ya me había olvidado de lo que es un verano real a más de 15 grados centígrados y sin lluvia. En cambio me sentí un poco desamparada.

Picaresca española

Ya me había olvidado yo de nuestra tendencia a buscarle las vueltas a las situaciones para sacarles partido y beneficio cuando sucedió lo inesperado. Al tercer día de estancia en el hotel nos encontramos con que después de tomarnos un café con hielo en el bar del hotel nos habían robado las toallas y las tumbonas en la piscina. Todo ridículo porque había más tumbonas libres y bien posicionadas en los alrededores de la piscina del hotel y porque las toallas no tenían gran valor económico…pero los pícaros made in spain no contaban con el factor sorpresa. Allá fuimos mi rubio alemán y yo a preguntarle al socorrista del hotel si alguien había entregado nuestras toallas al verlas en algún sitio y si había visto algo de la jugada robo-de-toallas-y-tumbonas. Esta es una historia que me guardo para la segunda parte de Desde Múnich con Jamón; el libro en el que reúno las mejores y peores historias de mi experiencia migratoria. 

Crónica de un bochorno anunciado

  • ¡Ah que vosotros sois ingleses! Espera, wait que te hablo more slow.
  • De ingleses nada, él es alemán y yo soy de Salamanca.
  • ¡Ah, joer no pensé qué…! Bueno pero por las toallas no te preocupes.
  • ¿Han aparecido? Igual de aquí a mañana alguien se las encuentra en alguna papelera y las entrega en recepción -dije yo tratando de animarme.
  • Mujer que por dos toallas tampoco vamos a…
  • ¿A montar la tercera guerra mundial no? -le replico. ¿Y las tumbonas?
  • Hombre es que claro, vosotros como alemanes pues seguís todas las reglas y esperáis que las otras nacionalidades también lo hagan pero tenéis que entender que estáis en un hotel con clientes de toda Europa.
  • Pero llevamos aquí tres días y es la primera vez que vamos 15 minutos a tomarnos un café a diez metros de las tumbonas y nos roban las toallas y se aparcan en las tumbonas tan campantes.
  • Es que no se puede reservar que a vosotros alemanes os gusta mucho eso de madrugar y reservar…
  • Pero…¿Reservar el qué? Estábamos en las tumbonas vamos a tomarnos un café y volvemos…¿o que pasa que ahora no me puedo mover de la tumbona ni para ir al baño? ¿O si me meto en el agua me tengo que llevar la toalla de turbante porque de lo contrario estoy invadiendo, perdón, reservando la tumbona?
  • Mira, hablad con el Guest Manager y que os diga algo. Claro que igual hasta he sido yo el que ha recogido vuestras toallas porque claro estos señores dijeron que estaban sucias y rotas… – el muy caradura empieza a confesar.
  • Ya, que te dieron una propinilla y les limpiaste el sitio vaya…-contesto mirándole con cara de cabreo.
  • Como dije, hablad con el guest manager y que os de una solución él.

Y colorín, colorado así fue el verano (casi) azul, vacaciones en el Heimatland

Conclusión, hablamos con el guest manager, que a su vez habló con los españoles roba-toallas. Esos mismos que cuando les preguntamos por las toallas pusieron cara de a mi que me cuentas y dijeron eso de: «aquí no había nada cuando vinimos, estaba todo vacío». Desde ese momento evitaron cruzarse con nosotros en cualquier zona común, abochornados de haberse puesto en evidencia delante de todos los clientes del hotel. Todo porque pensaron que eramos guiris y que por cuatro perras al socorrista tenían botones Sacarino a su servicio.

A partir de ese día decidimos disfrutar del lounge en la playa. Qué tranquilidad da no tener que estresarte porque te levantas del sitio y antes de que se enfríe vienen a aparcarse en él y de paso te roban tus cosas. Sobra decir que al socorrista no le dimos ni la hora, mientras que al chaval que curraba en el lounge de la playa le dimos una buena propina cada uno de los días que estuvimos allí. Bien que le picó al socorrista cuando se enteró pero, that is life! y lo creas o no, el karma existe. Por cierto, las toallas se las llevó el viento…porque no aparecieron y dudo que lo hagan pero vaya que eran bien sosas grises, así les aprovechen este invierno como mantas para el sofá. Spain marks, verdad?

Verano en Baviera (¿en el balcón?)

Días de sol y cine: Verano en Alemania en el balcón

Me lo veo venir. ¡Días de sol y cine! Este verano tampoco habrá modo de viajar a España porque no estaremos vacunados, con un poco de suerte en otoño igual y si la gente sigue rechazando las vacunas de AstraZeneca pues igual hasta en octubre o noviembre nos toca el primer pinchazo.

Entre unas cosas y otras ha llegado la primavera a Baviera, todo un fenómeno porque nunca es regular como la campaña del Corte Inglés. ¡Esas costumbres tan de casa que echo de menos en ocasiones! De otro lado estoy más alemanizada de lo que me gustaría y ya he empezado a organizar el verano…vacaciones sí pero en versión pandemia. Para empezar no sé si realmente vamos a tener vacaciones en verano o entre ERTEs, decisiones políticas, plan de emergencia y frustraciones varias del personal está todo en el aire. ¿Qué alternativas quedan? Pues pasar el veranito en el balcón que por duro que sea el confinamiento no me pueden impedir sentarme con un libro a disfrutar del sol. ¡Lorenzo no nos abandones!

¡Vivan los balcones!

Todo esto me planteó la operación «Verano en Múnich» que otros años era de lo más agradable porque se podía hacer picnic, sentarse en las terrazas, nadar en los lagos, piscinas, hacer cola durante media hora en las heladerías italianas del centro, ir en bici a dar una vuelta con amigos, pasear a lo largo del río Isar…¿será esto posible en 2021? A las malas me veo como en la primera película alemana en versión original que vi: Verano en Berlín (Sommer vorm Balkon, 2005).

Esto del coronavirus es así: máximo puedes quedar con una persona de otra unidad familiar. Tal cual me veo con una amiga en el balcón haciendo la operación fotosíntesis para disfrutar un poquillo del buen tiempo.  Un poco como las dos amigas protagonistas de la película; Katrin y Nike que peripecias aparte disfrutan del verano en el balcón de esta última.

¿Existen las casualidades?

Para los amantes de las coincidencias diré que el actor que interpreta al hijo de Katrin, Vincent Redetzki, es miembro del Ensemble del Kammerspiele, así que coincidimos a menudo en el laberinto detrás del escenario. Nos conocimos en una situación divertida:

  • ¡Hola! Soy Vincent.
  • ¡Hola! Soy Esther. – con apretón de manos alemán de por medio.
  • ¡Ah eres la nueva estudiante de la Otto Falckenberg Schule!
  • No…
  • ¿Entonces eres…?
  • La nueva jefa de ventas y dirección comercial.
  • ¡Ups! Perdóneme usted no lo sabía.
  • No hay nada que perdonar podemos seguir hablándonos de tú.

Tardé varios meses en tener suficiente confianza para contarle que Verano en Berlín fue la primera película en versión original que vi en la Escuela Oficial de Idiomas. ¿Quién me lo iba a decir? Cuando todos me decían que era una loca por aprender alemán en la EOI a la vez que estudiaba en la Universidad nunca hubiera imaginado que un día, años más tarde, trabajaría en el mismo teatro que uno de los actores de aquella película.

Días de sol y cine

Como parte de la preparación del verano en el balcón he empezado una pequeña lista de comedias alemanas divertidas para conocer más sobre la cultura alemana, sus usos y costumbres y de paso, mejorar el idioma también:

  • «Sommer vorm Balkon» (2005): dos amigas: una de ellas madre soltera, un balcón, Berlín, un romance y muchas peripecias.
  • «Vier gegen die Bank» (2016): Til Schweiger, Matthias Schweighöfer, Jan Josef Liefers y Michael Herbig. ¿Qué sucede cuando cuatro hombres desesperados deciden asaltar un banco?
  • «25 km/h» (2018) con dos grandes actores: Lars Eidinger y Bjarne Mädel a los que aún no he podido ver sobre un escenario. Comedia agridulce sobre el reencuentro entre dos hermanos tras la muerte del padre. ¡Absolutamente recomendable!
  • «Toni Erdmann» (2016) con la grandísima Sandra Hüller a la que pude ver sobre las tablas del Kammerspiele poco antes del confinamiento en 2020. Nominada como mejor película de habla no inglesa en los premios Óscar y candidata a la Palma de Oro en Cannes. ¿Hace falta decir más?
  • «Pappa Ante Portas» (1991): un clásico del gran Loriot. En sus películas hay momentos que no sé si reir o llorar con las causas y consecuencias de la alemanidad del ser. imprescindible para reírte en los días que te sientas luchando contra la cuadrícula mental alemana.
  • «Der bewegte Mann» (El hombre deseado, 1994): la película que hizo famoso a Til Schweiger se centra en la relación entre un hombre atractivo, su novia y un admirador homosexual, y juega con los estereotipos de gays y heterosexuales. ¡Grandísimo Joachim Król!
  • «Good Bye Lenin» (2003): la primera película con Daniel Brühl que vi en versión original. ¡Divertidísima y a la vez invita a pensar en lo que supuso la caída del Muro de Berlín para toda una generación post-guerra!
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